domingo, 5 de diciembre de 2021

El agente topo

 

Para comenzar a hablar de esta película voy a empezar diciendo que no me importa lo que es. Puede parecer raro, pero es lo que me pide el cuerpo. El aspecto formal es lo menos importante en este caso. No sé si, como se nos presenta, "El agente topo" es una película documental, o si es una ficción en formato documental, o si es algo compartido mezclando partes sujetas a guion con partes que resultaron de grabaciones espontáneas. Para mí, en este caso concreto, es algo irrelevante o con poca relevancia. Lo único que quiero expresar en estas líneas es lo que me hizo sentir.

 

Porque “El agente topo” me ha llegado muy profundo sin pretenderlo ni esperarlo. No te preocupes, que también voy a decir unas líneas del argumento: Sergio es un jubilado de 83 años que es contratado por Rómulo, un investigador privado, para que se infiltre en una residencia de ancianos, con el ánimo de recabar pruebas para que, en el caso de que en la residencia se estén produciendo irregularidades, sean presentadas en una posible demanda. Los servicios de Rómulo, y por extensión, de Sergio, son requeridos por la hija de una de las internas, preocupada por la idoneidad del trato recibido por su madre.

 

La idea original es que Sergio conviva durante tres meses con cuidadores y con internos, siempre manteniendo el anonimato, logrando pasar lo más desapercibido posible, y que envíe diariamente un informe a Rómulo. Para ello tendrá que poner sus sentidos en concentrarse en usar la tecnología que le proporciona Rómulo y a la que no está acostumbrado: vamos… un teléfono para que lo use como lo usamos casi todos. También un curioso bolígrafo y unas gafas que graban lo que él mira y que, todo hay que decirlo, no le sientan muy bien. Te preguntarás por qué Sergio accede a algo así, y la respuesta es que el sentirse útil, unos meses después de perder a su esposa, es la razón principal. ¿Y qué se espera del protagonista? ¿Qué podría aportar Sergio a la investigación?

 

Pues para empezar, fuese esperado (por el contratante y por las personas que decidieron hacer el documental) o no, mucho sentido común. Una dosis concentrada de sentido común de la que tenemos mucho que aprender. Además, Sergio aporta una sabiduría que tan solo se puede adquirir con el paso del tiempo y con la templanza que nos da el saber que actuamos como debemos. Y bondad. Porque Sergio es una persona buena. Inolvidablemente buena. El inicio de la película se basa en la curiosidad por lo que vamos a ver, y en aprovechar la comicidad de las excéntricas situaciones en las que se puede ver envuelto una especie de agente secreto de la tercera (o cuarta) edad.

 

Pero poco a poco, entre entrañables sonrisas, se nos va encogiendo un poco el alma con Sergio. ¡Qué personaje, qué persona! Es sin duda lo mejor de la cinta, en la que, como dije al principio, el extraño formato es lo de menos. Lo mejor es lo que se aprende de las lecciones de vida que nos da el protagonista, al que deberías dar una oportunidad de que deje su poso en ti. Merece la pena.

 

Tal vez me equivoque en mi casero análisis de "El agente topo", pero en mi opinión no hay una gran dirección, ni un gran guion, ni una gran fotografía. Las actuaciones no son de actores (o eso parece) sino que vemos a personas en su medio. No tiene una banda sonora memorable. No tiene un gran ritmo. No hay nada impactante. Nada que deslumbre. Nada que estuviese, a priori, llamado a enganchar. 


Pero el resultado final impacta. No tengo ni idea de cómo dieron con la fórmula, ni de los ingredientes que pusieron en la receta, tan solo sé que el resultado vale la pena, y que debería haber más películas (o documentales, o películas-documentales) como ésta, y más personas en el mundo como Sergio.

 

 

 

 

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