domingo, 26 de septiembre de 2021

Érase una vez en... Hollywood

 

Hoy voy a hablar de "Érase una vez en... Hollywood" y, lo siento, pero tratándose de una película de Quentin Tarantino no creo que vaya a resultar muy objetivo. La historia que nos trae (según el propio director y su planificadísima carrera será su penúltima película) es una historia muy conocida: hace más de 50 años Charles Manson se hizo célebre por ser el ideólogo de una especie de secta llamada La Familia, que seguían los mandatos del cabecilla y que acabaron con una serie de terribles y horribles asesinatos, de los cuáles los más recordados son los sucedidos la noche del 9 de agosto de 1969 en una casa de Cielo Drive, en Los Ángeles.


Concretamente era la vivienda del director Roman Polansky y de su esposa Sharon Tate. Esa noche Polansky no se encontraba en Cielo Drive, y fue asesinada su esposa (embarazada de nueve meses) junto con algunos amigos que se encontraban con ella.

Ese hecho real sirve de base para la historia que, como suele ser habitual, escribe el propio Quentin Tarantino, y coloca a sus protagonistas en la vivienda de al lado de esa casa que resultó maldita. Un excepcional (como suele ser habitual en él) Leonardo DiCaprio interpreta a Rick Dalton, un actor de western cuyo mayor éxito fue hace bastantes años como protagonista de una serie de tv, producción que abandonó para iniciar una carrera en el cine que nunca llegó a arrancar y que amenaza con evaporarse definitivamente mientras malvive interpretando papeles de villano en capítulos de series con cada vez menos entidad.

A su lado, y compartiendo el lento y cruel ocaso de Dalton nos encontramos a un más acertado de lo habitual Brad Pitt (creo que Tarantino tiene la capacidad de sacar las mejores interpretaciones de sus actores alejándolos de los clichés en los que se suelen encasillar) interpreta a Cliff Booth, doble de acción en alguna delas escenas de Dalton en sus mejores tiempos y que ahora sobrevive haciendo recados a éste y haciendo de chófer debido a las dificultades que nuestro protagonista tiene para conservar la licencia de conducción.

Así que ya tenemos la historia desplegada, y teniendo en cuenta que es una de Tarantino seguramente estés de acuerdo en que resulta lo menos destacable. Lo importante es siempre ese homenaje al cine que realiza en cada toma, un cine de clase B llevada a los altares por el buen gusto del director. ¿Es "Érase una vez en... Hollywood." la mejor película de Quentin Tarantino? Probablemente no, pero, ¿qué más da? Todas y cada una de sus películas son excepcionales a su manera. Y seguramente, de no tratarse de este director, hablaríamos de la mejor película de la carrera de cualquier otro.

Porque creo que estamos ante una película fabulosa, en la que el habitual homenaje al cine llega a su punto culminante, en esta ocasión un cine que huele a años sesenta, a series de poca monta, que huele a gasolina expulsada por el tubo de escape de un coche que se agarra a la carretera con dificultades mientras su conductor disfruta haciéndonos disfrutar del viaje. Un cine que huele a derrota y a decadencia, a presupuestos ajustados y a luces de neón que llaman a actores con ganas de destacar y con pocas posibilidades de hacerlo y a actores que solo destacan llenando la barra de copas vacías.

Si te gusta el cine de siempre es posible que te guste subirte en el asiento trasero de los varios coches en los que Tarantino nos invita a conocer la ciudad de su infancia y juventud, con una mirada nostálgica y de admiración, una admiración que es difícil no compartir. La habitual habilidad a la hora de escribir de Quentin se suele llenar también de una violencia encendida, que llega a parecer en ocasiones excesiva. En esta ocasión, y de largo, la ración violenta ocupa menos espacio que en cualquier otra de sus películas. Aún así, creo que podría haber sido menor y el resultado hubiese sido más brillante (es una opinión).

En definitiva, una mezcla de historia basada en hechos reales y fantasía propia de él que resulta, como es habitual, en una exaltación del cine como profesión hecho por un cinéfilo que se nota que pasó muchos momentos en un sillón de un cine y, probablemente, que haya devorado cientos de VHS, DVD, Streaming, y el formato que esté vigente y que nos regale la oportunidad de acceder a este arte tan satisfactorio.

"Érase una vez en... Hollywood" es una excelente película. Yo tuve la suerte de verla en su estreno en una pantalla grande, en el cine, donde casi se huele la gasolina que mueve de forma nerviosa a los coches que bajan por Cielo Drive camino de la ciudad. Me encantó la experiencia. Ahora, un par de años después, tuve la oportunidad de verla en casa, a mi ritmo, y en versión original. No solo me encantó, sino que me parece mejor que la primera vez. Y es lo que tiene el buen cine. Como la buena literatura, no es lo que cuenta sino el cómo. Y, como decía antes, de no tratarse de una película de Tarantino hablaríamos del descubrimiento de un director excepcional. Y es que lo es. Y, a la espera de su décima y última película, da la impresión de que toda su carrera lo será.

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