domingo, 26 de septiembre de 2021

Canino

 

Hay cineastas que tienen un estilo propio, en el que seguramente, si vemos una película empezada sin tener conocimiento sobre el argumento o quién la protagoniza, en unos minutos nos damos cuenta de que “parece una película de…”.

En ese grupo podemos incluir a muchos directores, y cada uno tendremos seguramente una clasificación diferente. Desde no hace mucho yo tengo un nombre nuevo en esta categoría: el de Yorgos Lanthimos. Y es a que las películas de este autor griego no puedo más que clasificarlas en un género: el de su director.

Y, ¿qué tipo de película es una película del género Lanthimos? Pues lo primero que se me ocurre es descorazonadora. Sus personajes son individuos contenidos hasta la saciedad en tramas en las que lo que nos quiere presentar el autor resalta de una forma clara, extravagante y original. El abuso y la incapacidad de las personas que lo sufren para deshacerse de él también me parecen constantes. Los personajes digamos malos, los que de alguna manera someten a otros, no son temibles a nuestros ojos, pero sí logran incapacitar, maniatar a sus objetivos. Se nos presenta este tema de una manera que nos obliga a reflexionar de una forma profunda sobre ello.


Por otro lado, los personajes son aparentemente desprovistos de humanidad, y cuando son llevados al límite suelen aferrarse a la individualidad, algo a lo que no estamos acostumbrados a ver en el cine de hoy en día. Seguramente podamos sacar algún otro punto en común pero creo que, si has llegado hasta aquí (este autor creo que jamás llenará una sala de cine) seguramente te interese descubrirlos por ti mismo y sacar tus propias conclusiones.

De lo que puedo hablar es de las tres películas que he visto (de momento) de Yorgos Lanthimos: la primera es una absolutamente extraña Canino, y que es la elegida para ser reseñada, aunque de reseña tendrá más bien poquito. En  "Canino" una familia vive un aislamiento forzado por sus padres, en una vida en la que tan solo el padre sale de la vivienda en la que viven, y tanto padre como madre controla cada cosa que ven sus hijos y cada comportamiento que quieren potenciar en ellos. Inquietante y extraña. Hecha de otra pasta. Me voy a permitir dejar de comentar este título y seguir con los siguientes para expresar mejor los que es este director.

La segunda película es igualmente extraña, y nos presenta una sociedad distópica en la que la soltería está perseguida, y las personas que por el motivo que sea se encuentran sin pareja han de recluirse en un hotel disponiendo de 45 días para conseguir enamorarse. De lo contrario, serán convertidos en un animal (has leído bien) que ellos mismos elijan. Nuestro protagonista, Colin Farrell, elige que llegado el caso lo conviertan en una langosta. Y así se titula la película: “Langosta”. El negrísimo humor empleado en esta cinta nos ofrece una reflexión sobre las relaciones personales bastante interesante.

Por último, hace unos minutos que terminé “Alps”, la tercera cinta que vi del cineasta griego. Alps es una empresa formada por un conductor de ambulancia, una enfermera, un entrenador de gimnasia rítmica y una de sus jóvenes alumnas que prestan sus servicios como sustitutos. ¿Sustitutos de qué? De personas queridas. La enfermera y el conductor aprovechan sus experiencias con enfermos y accidentados para hacerse una idea de sus gustos y costumbres para, llegado el momento de su posible fallecimiento, ofrecer sus servicios a los familiares. Así, por un desconocido precio durante dos o tres tardes a la semana se ofrecen para ser la hija fallecida, o el marido desaparecido, o la pareja que ya no está. Así, se mitiga de alguna manera (extraña y surrealista, y desprovista de cualquier emotividad) la sensación de pérdida.

Como te puedes imaginar, Yorgos Lanthamis no hace cine convencional. Además, no se puede decir que haya un principio lógico a la historia, ni un final concreto. Más bien se permite al espectador ir sacando sus propias conclusiones a medida que va desarrollándose la trama en la que pocos tics convencionales se va a encontrar. Y, también hay que advertirlo, el autor no da ninguna concesión a los que nos atrevemos a ver sus películas. Para mí, un imprescindible ya.

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