domingo, 26 de septiembre de 2021

Cobra Kai

 

En los últimos años cualquiera puede observar que la estética y la temática de los años 80 tienen un gran tirón en las series y películas que se estrenan. No sabría decir cuál es el principio porque siempre es algo gradual, pero series como “Stranger things” tienen una gran influencia (incluso creo que en la forma de vestir, antes de esa serie era difícil ver pantalones como los que ahora usa la mayor parte de la juventud).


Del mismo modo se hacen remakes, y continuaciones de películas que tuvieron éxito en dicha década. Si hubiera que definir la temática predominante en aquellos años seguramente nos saldría un protagonista con cierto exceso de testosterona que, por la razón que fuese, tendría que emplearlo en machacar al antagonista. Al pobre hombre no le quedaría más remedio que emplear todo su potencial durmiente en acabar con una injusticia.


Entre las injusticias posibles hay asesinatos a algún familiar, robos continuos a su propiedad o, como es el caso que traemos hoy, un injusto e inmerecido ensañamiento con nuestro protagonista que le obliga a hacerse fuerte para, en el furor de la batalla, lograr una victoria épica. Y quién no recuerda al pobre Daniel San maltrecho, sin poder pisar por un daño en la rodilla que su rubio contrincante se encarga de empeorar usando todas las enseñanzas del profesor Miyagi y asestando una patada inolvidable que le lleva a ganar de forma inesperada el campeonato de Karate en su localidad. ¿Te has olvidado? Seguro que no.

Pues bien… la serie que traemos hoy nos trae a esos mismos personajes más de treinta años después y… tampoco han olvidado ese instante. De hecho, parece ser que su vida se basa en esas semanas de la adolescencia que a nosotros nos duraron hora y media en el cine. Sin embargo, tal y como Barney Stinson nos contó en un capítulo de “Cómo conocí a vuestra madre”, lo veremos principalmente desde el prisma del violento rubito que ya peina alguna cana. Johnny Lawrence ha llevado una vida nefasta desde que perdió ese combate ante Daniel LaRusso, en la que el alcohol (sobre todo una cerveza en un formato de botella muy “medicamentario”) tiene mucha incidencia.

Atormentado por múltiples motivos (entre los que hay que incluir la nula relación con su propio hijo) Johnny pierde su trabajo debido a su fuerte temperamento, y tras un involuntario encuentro con el exitoso empresario (y con un peinado inverosímil) Daniel LaRusso, decide recuperar su amor por el karate y crear un Dojo que se llama exactamente como el que él frecuentaba en su adolescencia. Sí, lo has adivinado: Cobra Kai.

¿Y qué encontramos en esta serie? Pues a esos dos personajes anclados en el pasado con los que los productores quieren captar a espectadores de mediana edad, que disfrutaron siendo niños de la aventura original, y a un buen número de adolescentes que son rescatados de series de éxito entre los jóvenes, con lo que intentan (y consiguen) ampliar el espectro a este grupo de personas. Además, tramas vistas una y otra vez, sin pudor a resultar repetitivos, y homenajes a las películas de los 80, su música y su estética. Coches con muchos caballos y carburación nosédequétipo con muchos alerones, hombres con camisetas sin mangas, peleas de bar y billar, música guitarrera, e incluso escena de beso con estética videoclip...

Si buscas originalidad, no la vas a encontrar aquí. Si buscas calidad (perdón por ser tan claro) tampoco, ni por asomo. Es una serie de entretenimiento puro y duro, el equivalente a las películas de serie B que tanto hemos consumido durante nuestra vida y que seguiremos consumiendo.

Si has llegado hasta aquí leyendo te preguntarás por qué tengo una opinión tan mala de la serie. Pero realmente no es así. Es una serie que roza lo grotesco, pero que no lo esconde, y que a pesar de todo lo que he escrito lo único que puedo decir es que, sea por curiosidad o por lo que sea, he visto todos y cada uno de los capítulos. Y probablemente vea la siguiente temporada. Por si acaso…

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