Por un lado tenemos
al decidido, ciertamente agresivo, amenazante y efectivo en su trabajo (dirigir
físicamente el rancho) Phil, que se gana el respeto de sus hombres de una forma
poco diplomática y en muchas ocasiones deplorable. Por el otro, tenemos al
comedido George, que lleva toda la vida sufriendo el carácter de su hermano así
como sus burlas, y que evita en la medida de lo posible el trabajo físico, además
del contacto directo con Phil. George se dedica a hacer que cuadren las cuentas
del negocio, y a intentar conseguir mediante la vía diplomática ampliarlo lo máximo posible e intentar adaptarlos a los nuevos tiempos.
Durante uno de los
traslados de ganado, Phil, George y su cuadrilla se alojan en una fonda y comen
en la misma. Allí conocen a la viuda Rose y a su hijo Pete, que sirve la
comida. Desde el primer instante Pete es el blanco de las burlas de Phil por su
aspecto delicado y sus gestos amanerados, en las antípodas de la actitud del vaquero. George, avergonzado, intenta compensar la destructiva actitud
de su hermano ante Rose. Fruto de ello nace una relación entre George y Rose
que acaba en boda, y con la instalación de Rose en la vivienda familiar. Desde
ese momento se desata un infierno en la vida de Rose provocado por Phil, cuyas
consecuencias no podemos medir de antemano.
Tras este breve
resumen del argumento suelo poner la opinión personal sobre la película, lo que
me hizo sentir el verla. Y suelo opinar solo de películas que me gustaron, así
que esta reseña será un poco difícil de escribir porque (has adivinado) no
llegué a conectar con la película. No sé qué me sucede, pero últimamente (será
que los años me vuelven cascarrabias) no disfruto de las películas que en
Hollywood nos suelen intentar vender como las mejores del año. Antes de nada,
he de decir que la vi sin ninguna de esas referencias. Simplemente la vi por
ser la nueva película después de muchos años de Jane Campion.
Además, he de decir
algo importante. La mayor parte de las películas que se han convertido en mis
favoritas reciben habitualmente comentarios tipo “no pasa nada”, “es muy lenta”,
“es aburrida”… Y esos argumentos siempre me producen pereza, e imagino que a la
persona que los emite le gustan las películas trepidantes rodadas ante un
croma y es incapaz de disfrutar cualquier otro tipo de producto (sí, es un cliché bastante usado). Así que comenzar esta opinión personal con “no pasa nada”, “es muy lenta”,
“es aburrida” puede llegar a resultar ridículo… pero es lo que me nace.
También quiero
expresar un pensamiento y es que tengo la sensación de que la llegada de las
plataformas digitales que invierten en cine trae consigo una práctica que, al
menos a mí, consigue exasperarme. Supongo que hace años (antes de Netflix y
demás) durante el proceso de montaje final de la película el director decidía
desechar metros de celuloide para intentar que el resultado final fuese
redondo. Vamos, por el bien del séptimo arte. Sacar lo mejor de una historia. Sin embargo, con las nuevas políticas supongo y me temo que ese
proceso es menos selectivo, y se van dejando metros por el bien no de la
película, sino de la duración de la misma. Dicho de otra manera, cuanto más larga sea la película más tiempo ocupa y más vale la pena suscribirse a la plataforma, ¿no?
Así que me
encuentro con escenas repetitivas y prescindibles en muchas de las películas
estrenadas en estas plataformas. No en todas, evidentemente, pero en “El poder
del perro” creo que es uno de sus peores defectos. A mi modo de ver se hubiese resuelto mejor como una película corta o, si me apuro, como un capítulo de una serie. Creo que incluso la persona
a la que más haya llegado (y que seguramente crea que el que escribe estas líneas solo se contenta viendo
el último estreno de Marvel aunque nunca haya visto uno) pensó en ocasiones,
durante el visionado, que esa o aquella escena sobraba. Una pena, pero como me
pasa en los últimos años lo único “potable” que consigo de los premios
estadounidenses suelen ser las seleccionadas a mejor película de habla no
inglesa. Desafortunadamente, “El poder del perro” no está en esa categoría.
Ganará. Pierde el cine que yo adoro.
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