¿Te encaja en esa definición el humorista británico? Pues si conoces alguno de sus anteriores trabajos (me atrevería a decir que cualquiera, incluso su serie más políticamente correcta, la genial "After life", está muy lejos de ello) creo que estarás de acuerdo conmigo en que es imposible. Y es que Ricky Gervais es lo contrario a la corrección política. Es más, es el azote de la misma. Tampoco conozco un humor similar al suyo. Nada de él me recuerda a nadie. (Corrijo: ¿a nadie mas que a mí le recuerda su dentadura a la del genio David Bowie?)
En los últimos tiempos se ha sumado una más a mis tradiciones "multimedia" navideñas (entre las que está ver "La vida de Brian" cada año) y es que Gervais lleva unos años estrenando en la plataforma Netflix sus productos. Una vez me he hecho a la idea de que "After life" es una serie a la que no va a sumar una cuarta temporada (algo que al mismo tiempo me alegra porque queda perfecta tal cual está y me entristece porque no sabremos más de sus personajes) me conformo con sus especiales de monologuista o stand up comedy o como lo quieras llamar. Vamos por el tercero en los últimos años.
Yo no sé cuál es tu humor, qué cosas te hacen reír y cuáles no, pero en mi caso he llegado a llorar de risa, y debido a un proceso gripal, a temer por ataques de tos provocados por el "bueno" de Ricky. Creo que, en un mundo como el que vivimos hoy día, en el que la corrección política deja a la Santa Inquisición como un organismo moderado, no está de más reírnos de nosotros mismos. Sin que nadie se ofenda, ¿eh?
P.D.: Tanto Ricky Gervais como todos sus espectadores sabemos que hoy mismo Twitter arde en su contra, y probablemente algún que otro abogado haya recibido consultas para posibles demandas. Incluso de una pareja africana cuyos nombres menciona. En fin, humor.
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