Ahora, tras esa promesa realizada por Lia, comienza la búsqueda de Tekna casi a ciegas. El primer lugar en el que busca a su sobrina es en la última dirección conocida, en un barrio en el que la prostitución tiene una de sus bases.
Solo hay una pista y es de todo menos fiable: tan solo se acuerda de ella Achi, un joven insolente que vive con su hermanastro en el filo de la navaja, y que le dice que Tekna hace tiempo se fue a Estambul. Lia decide emprender un viaje a esa lejana ciudad cuyo compañero será el propio Achi (en calidad de guía aunque jamás estuvo en Estambul y en calidad de traductor aunque tan solo chapurrea el idioma) y con un incierto e improbable destino.
Además, la inteligente puesta en escena, el poderoso guion y la inmensa interpretación de la actriz principal convirtieron la visión de la película en una experiencia muy agradable, y muy aconsejable. Evidentemente no es una película para llenar cines, pero sí ayuda a reflexionar y a admirar un trabajo que lo merece, y que destila sensibilidad y buen gusto.
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