Sin embargo, Steinbeck colaboró llevando a la pantalla su texto. Y como director, uno de los más grandes del cine: John Ford. Y, como protagonista, en uno de los personajes literarios (y cinematográficos) más legendarios, que es Tom Joad, eligieron a un Henry Fonda que pareció haber nacido para interpretarlo. Sublime.
Y para resumir un poco la trama, diremos que Tom Joad regresa a su casa, una granja en medio de Oklahoma, tras un período en prisión. Sin embargo, en lugar de encontrar a su familia y a sus vecinos tan solo encuentra granjas embargadas y familias que han emigrado hacia tierras que se suponen mejores.
El llamado Dust Bowl (continuas tormentas de polvo que devastaron decenas de miles de kilómetros cuadrados en América durante los años treinta) acabó con los sueños, las posibilidades y las posesiones de miles de familias. Entre ellas, las de la familia Joad. Tom, de milagro, llega al momento en el que todos suben a una vieja furgoneta con todas sus posesiones con destino a la tierra prometida (California), donde les esperan, supuestamente, prósperos puestos de trabajo como recolectores.
El miedo antes de ver la adaptación cinematográfica siempre es grande, y más cuando se trata de uno de tus libros preferidos. Pero tras verla, puedo decir que es una de las mejores adaptaciones que he visto en mi vida, e independientemente del libro es una película colosal (la vi en versión original tras un rato viéndola doblada). El tema tratado (de una forma inteligente y sincera) no es que siga vigente casi noventa años después, es que parece sacado de las noticias de hoy mismo (solo voy a decir que los lobos disfrazados de ovejas de hoy día pintan la inmigración como una misión humanitaria y yo me inclino a identificarla con lo que plasma esta película).
Imprescindible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario