En medio de esa vorágine Tom recibe una llamada de su madre: el estado de su padre se está volviendo inasumible, y su madre es incapaz ya de lidiar con los cuidados del anciano, cuando ella misma se está convirtiendo en una persona dependiente. Para terminar de completar la familia, la ausencia de Ellen, hermana de Tom, que ni está ni se le espera, completa la disfuncional familia Lunies (no confundir con los Lunis). La película está contada en capítulos que dan importancia a cada uno de ellos.
"La partitura" es una película de tres horas de duración, y con unas interpretaciones sólidas de protagonistas y secundarios, nos ofrece una visión desoladora de cada uno de los miembros de la familia Lunies (y algún que otro secundario con una existencia un tanto complicada), que lidia cada uno como puede con los traumas que tuvieron que ingerir en su momento pero que todavía no han digerido. Tampoco da la impresión de que sean capaces de hacerlo.
Desolación es la palabra que mi cabeza repitió durante la visión, pero he de decir ante todo que es una película que me impactó positivamente. Es grato encontrar una forma diferente de narrar y el hecho de que no sea complaciente con el espectador a veces es de agradecer.
En este caso concreto lo es y mucho (voy a permitirme mencionar una sola escena aunque las hay más impactantes y es una en la que madre e hijo están sentados en una mesa y la sinceridad que muestran ambos es devastadora). Dura tres horas. Lenta. Desoladora. Fría y distante. Sincera, honesta. Con gotas de un humor grotesco en medio de un dolor difícil de asumir. Aconsejable para las personas capaces de disfrutar en esas condiciones de una narración diferente y efectiva.
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