domingo, 17 de julio de 2022

Hit the road

 “Hit the road” comienza, como nos podemos imaginar gracias al explícito título, en una carretera. Se trata de una carretera en Irán, en un paisaje árido y desolado. En esa carretera se encuentran los protagonistas de la historia y habitantes de ese país: tres adultos (dos hombres y una mujer) y un niño. Abro paréntesis Y también una pierna escayolada y un simpático perro Cierro paréntesis. Es difícil imaginar al principio la relación entre esos cuatro ocupantes del vehículo todoterreno que nos transportará en dirección norte hacia un destino desconocido.

A pesar de ello, pronto nos damos cuenta de que las circunstancias del viaje no son normales, y que los tres adultos guardan las máximas precauciones ante un peligro indeterminado que parece seguir sus pasos. No sigue el ejemplo el activo y charlatán niño, inconsciente en todo momento de lo que está sucediendo pero que, gracias a su naturalidad y espontaneidad, logra ganarse un hueco en nuestro corazón en tan solo unos segundos.

 

Los pocos datos que aporto al argumento son suficientes, creo, para pasar por un tamiz los gustos de los posibles espectadores que deseen ver la película y los que no lo harán. Supongo que si has leído que es una película iraní y sigues leyendo, serás de los primeros. Si es así, he de decirte que en mi opinión no te defraudará. Además, también quiero señalar que estoy seguro de que te sorprenderá, y estoy convencido en un porcentaje alto de que será una sorpresa agradable.

 

Porque “Hit the road” es una película entrañable y dura, pero con la balanza inclinada hacia lo primero. Además se ve que desea aportar cosas nuevas, y lo logra. Hay una escena de un cielo estrellado que permanecerá en mi memoria sin duda alguna:  bella y original. El debutante director y guionista no lo es tanto, ya que en alguna ocasión ayudó a su padre en la dirección de sus películas. El padre es el premiadísimo Jafar Panahi y el hijo y firmante de esta obra es Panah Panahi.

 

En una entrevista que realizaron a Panah explicó que la música iraní de antes de los ayatollah, cuando era un país eminentemente occidentalizado, y que es la única música popular que se consume desde entonces (debido a que ya no se produce) es desconcertante: por un lado ofrece unas melodías alegres y bailables, con unos bailes igualmente desenfadados, pero las letras suelen ser tristes y difíciles de digerir. 

Tal vez ahí se encuentre el carácter iraní, que a pesar de sufrir uno de los regímenes más opresivos de la actualidad sigue conservando ese lado sonriente y resiliente. Y ahí encontramos el tono de “Hit the road”. Y ese tipo de música tiene un espacio vital en esta película, aportando un aroma a libertad que recuerda los viajes en carretera de hace cuarenta años.

 

Digo que ahí está el tono de "Hit the road" porque hasta en los momentos más duros Panah (con la soberbia ayuda del niño actor que será difícil de olvidar) nos dibuja una sonrisa en un viaje en el que lo importante no es el destino (ni lo conocemos ni, permíteme esta licencia, lo conoceremos) sino el viaje en sí. Un viaje del que los protagonistas no saldrán igual y los espectadores tampoco. Tal vez la mejor manera de avanzar sea con esa resiliencia, digiriendo como hacen los iraníes las piedras que nos encontramos por el (en esta película en muchas ocasiones bello) camino. 


Es una película que me parece digna de ver. Por momentos extraña, desconcertante, por momentos irregular (no olvidemos que es un debut) pero con personalidad, con fuerza y con mucha miga. También creo que, con los personajes que nos presenta, destroza muchos clichés que nos hayamos creado. Unos personajes a lo que se echa de menos en cuanto termina la película.

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