Para Ida. Esas dos palabras son el epílogo de esta película
del director danés Thomas Vinterberg. Ida es el nombre de la hija del director, y estaba
previsto que participase como actriz en “Otra ronda”. Sin embargo, un accidente
automovilístico (esa necesidad actual de los humanos de consultar el teléfono
incluso al volante lo produjo) acabó con su vida.
De esa emocionante mención
nació la necesidad de Vinterberg de completar esta obra a pesar de la ausencia
de su hija. Al hacerlo consiguió, tal vez, el mayor reconocimiento de su
carrera. Incluso logró el ultraconocido Oscar de la Academia del Cine a la
mejor película de habla no inglesa.
El movimiento “Dogma 95” fue
creado en los años 90 por dos cineastas, el más conocido de ellos es Lars Von
Trier. El de (sospecho) menos renombre es Thomas Vinterberg. A pesar de la escasa vigencia en el tiempo de Dogma, la
búsqueda de la sencillez y autenticidad parece ser una constante en los autores
que se sumaron. Y la controversia. Porque tanto uno como otro plantean temas
controvertidos (Vinterberg me dejó boquiabierto con la brutal “La caza”, una
cinta desgarradora, valiente, inteligente y dolorosa que dudo que se pudiese
rodar en el mundo de 2023) y en “Otra ronda” es evidente que la controversia
que nos invita a valorar es el consumo de alcohol en la sociedad actual.
Para ello nos presenta a cuatro
amigos de mediana edad, profesores del mismo instituto, que en medio de la
celebración del cumpleaños de uno de ellos deciden iniciar un experimento: según
un sociólogo (no recuerdo el nombre, aunque tampoco estoy seguro de que sea
auténtico) el hombre nace con un déficit de alcohol de 0,05 grados. Por lo
tanto, para llevar una vida normal, ha de mantener ese nivel a diario. Y
emprenden esa aventura.
Cansados, como es de recibo, de vivir una vida monótona,
que se les queda pequeña, comienzan a notar cómo el aliciente del alcohol varía
el comportamiento de cada uno de ellos, tanto en su trabajo (en las clases con
sus alumnos más que acostumbrados a consumir alcohol) como en sus propias
casas. Además... Bueno, ¿para qué extenderse en la trama? Lo mejor será verla y
sacar cada uno sus conclusiones.
Porque creo que en el cine el
arte de que el espectador reflexione y saque sus verdades o sus mentiras (si te
dan una idea mascada creo que no es más que una moralina) es lo más complicado. Lo fácil es que todo el mundo salga del cine y diga: esto es lo que he visto y esto es lo que se me quiso decir.
Sin embargo, viendo que los comentarios de espectadores de “Otra ronda” no
pueden ser más variopintos, creo que el (supuesto por mí) objetivo principal del director terminó en éxito rotundo.
Hay gente que la ve como una apología del alcohol (creo que es lo más opuesto a
lo que veo yo, pero cada uno tiene su punto de vista) e incluso algún espectador la ve como superficial, aunque tampoco llego a encontrar por ningún la manera de apreciarla de esa forma. También he
visto en algún lado que la tildan como… ¿comedia? En fin… Para gustos se pintan
colores.
Yo creo que es una película
imprescindible y excelente. Creo que las interpretaciones son fabulosas,
especialmente la de un Mads Mikkelsen que a cada película me parece mejor
actor (¿es ésta su mejor interpretación o lo es la de "La caza"?). El infinito y recurrente tema del vacío existencial que cada uno llena a su manera
nos lo presenta Vinterberg en un envoltorio inmejorable (escena final sublime)
y un digno homenaje a Ida. Hay que verla. Cine grande.
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