lunes, 4 de septiembre de 2023

Otra ronda

 Para Ida. Esas dos palabras son el epílogo de esta película del director danés Thomas Vinterberg. Ida es el nombre de la hija del director, y estaba previsto que participase como actriz en “Otra ronda”. Sin embargo, un accidente automovilístico (esa necesidad actual de los humanos de consultar el teléfono incluso al volante lo produjo) acabó con su vida. 

De esa emocionante mención nació la necesidad de Vinterberg de completar esta obra a pesar de la ausencia de su hija. Al hacerlo consiguió, tal vez, el mayor reconocimiento de su carrera. Incluso logró el ultraconocido Oscar de la Academia del Cine a la mejor película de habla no inglesa.

 

El movimiento “Dogma 95” fue creado en los años 90 por dos cineastas, el más conocido de ellos es Lars Von Trier. El de (sospecho) menos renombre es Thomas Vinterberg. A pesar de la escasa vigencia en el tiempo de Dogma, la búsqueda de la sencillez y autenticidad parece ser una constante en los autores que se sumaron. Y la controversia. Porque tanto uno como otro plantean temas controvertidos (Vinterberg me dejó boquiabierto con la brutal “La caza”, una cinta desgarradora, valiente, inteligente y dolorosa que dudo que se pudiese rodar en el mundo de 2023) y en “Otra ronda” es evidente que la controversia que nos invita a valorar es el consumo de alcohol en la sociedad actual.

 

Para ello nos presenta a cuatro amigos de mediana edad, profesores del mismo instituto, que en medio de la celebración del cumpleaños de uno de ellos deciden iniciar un experimento: según un sociólogo (no recuerdo el nombre, aunque tampoco estoy seguro de que sea auténtico) el hombre nace con un déficit de alcohol de 0,05 grados. Por lo tanto, para llevar una vida normal, ha de mantener ese nivel a diario. Y emprenden esa aventura.

 

Cansados, como es de recibo, de vivir una vida monótona, que se les queda pequeña, comienzan a notar cómo el aliciente del alcohol varía el comportamiento de cada uno de ellos, tanto en su trabajo (en las clases con sus alumnos más que acostumbrados a consumir alcohol) como en sus propias casas. Además... Bueno, ¿para qué extenderse en la trama? Lo mejor será verla y sacar cada uno sus conclusiones.

 

Porque creo que en el cine el arte de que el espectador reflexione y saque sus verdades o sus mentiras (si te dan una idea mascada creo que no es más que una moralina) es lo más complicado. Lo fácil es que todo el mundo salga del cine y diga: esto es lo que he visto y esto es lo que se me quiso decir. 

Sin embargo, viendo que los comentarios de espectadores de “Otra ronda” no pueden ser más variopintos, creo que el (supuesto por mí)  objetivo principal del director terminó en éxito rotundo. Hay gente que la ve como una apología del alcohol (creo que es lo más opuesto a lo que veo yo, pero cada uno tiene su punto de vista) e incluso algún espectador la ve como superficial, aunque tampoco llego a encontrar por ningún la manera de apreciarla de esa forma. También he visto en algún lado que la tildan como… ¿comedia? En fin… Para gustos se pintan colores.

 

Yo creo que es una película imprescindible y excelente. Creo que las interpretaciones son fabulosas, especialmente la de un Mads Mikkelsen que a cada película me parece mejor actor (¿es ésta su mejor interpretación o lo es la de "La caza"?). El infinito y recurrente tema del vacío existencial que cada uno llena a su manera nos lo presenta Vinterberg en un envoltorio inmejorable (escena final sublime) y un digno homenaje a Ida. Hay que verla. Cine grande.

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