Si nos fijamos en los ingredientes principales de esta película, que serían el estar basado en una novela de Thomas Pynchon, el que el guion haya sido adaptado para la pantalla y que también haya asumido la dirección Paul Thomas Anderson (también conocido como PTA) y el estar protagonizada por Joaquin Phoenix, nos daremos cuenta de que solo podría resultar un tipo de película muy particular. Diferente.
Y así es: "Puro vicio", basada en la novela de Pynchon "Inherent vice", nos presenta a un peculiar protagonista, Doc Sportello, que a pesar de su aspecto (estamos en la época de Nixon y el movimiento hippie está en su apogeo) y su evidente dependencia de alguna que otra sustancia psicotrópica, tiene un cierto renombre como investigador privado.
La trama se inicia con un encargo especial: Shasta Fay, su ex pareja, a la que le cuesta un mundo olvidar, irrumpe en su casa solicitando su ayuda.
Las películas de Paul Thomas Anderson suelen ser garantía de calidad y, aunque a veces se le va la mano en el metraje, de tramas desarrolladas de forma eficiente. Además, sus protagonistas suelen ser personajes intensos y cuyos actores desarrollan un trabajo rozando lo excepcional (el propio Phoenix en "The master", el gran Daniel Day Lewis en dos de sus títulos y un buen número de excelentes secundarios. "Puro vicio" nos trae a un vigoroso Phoenix, con un papel que borda, y una estética psicodélica muy acorde con la propia trama, a la que es difícil seguir el ritmo en algún momento (como corresponde a un texto de Pynchon).
El resultado es una buena película, que sin ser de las mejores de PTA (quizás la reciente "Una batalla tras otra" logre ese lugar), regala actuaciones excelentes y un marco visual a destacar. No es para todos los espectadores, pero los fieles de Anderson quedamos satisfechos.
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