lunes, 31 de octubre de 2022

Smoke

 

Paul Benjamin (William Hurt) es un afamado autor literario que lleva unos años estancado en su papel creativo. La falta de su fallecida esposa hace mella en cada una de las facetas de su vida, y cada día intenta enfrentarse a su máquina de escribir con un balance poco favorable. Ahí, en su apartamento, pasa la mayor parte del día, saliendo en contadas ocasiones, la mayor parte de ellas para comprar un paquete de tabaco en el estanco de Auggei (Harvey Keitel), que ocupa una esquina de su manzana y que en cierto modo actúa como una de las columnas vertebrales del barrio en el que viven, cerca del puente de Brooklyn, en la ciudad de Nueva York.

 

El estanco será el núcleo y el escenario principal de la película, y el omnipresente humo (Smoke) del tabaco consumido será la efímera metáfora de lo que se nos quiere contar: pequeñas historias de pequeños personajes que funcionan como retales que, cosidos poco a poco, van a formar una historia sustentada por esas minúsculas anécdotas.

 

No sé si has leído al autor Paul Auster, pero si lo has hecho tal vez lo hayas relacionado con la forma de narrar de esta película: personajes que funcionan como oyentes de las (a menudo peculiares y rocambolescas, pero casi siempre interesantes) historias de otros personajes, como si el libro (o película) fuese una sucesión de pequeños relatos que se intentan unir de alguna manera. Y la relación además de ser aparente es evidente, ya que Paul Auster es el autor de este guion, además de ayudar al director (Wayne Wang, que por aquel entonces era muy prometedor pero me temo que su carrera resultó a medias) y de aportar, mediante el escritor protagonista, a su alter ego.

 

“Smoke” es una excelente película. A pesar de haber pasado más de 25 años desde su estreno, decidí volver a verla y la segunda vez resultó mejor que la primera. Recuerdo muy bien que me gustó mucho el año de su estreno por su planteamiento poco ambicioso en contraste con las películas que tuvieron éxito durante esa década: rechazando el efectismo y centrándose en unos personajes potentes y unas actuaciones solventes, el autor/director/protagonista nos regaló una película que parecía destinada a ser atemporal y que el paso de los años ha confirmado esa premisa. Porque “Smoke” no es una película de los noventa, ni de ningún género, y creo que llegará a las diferentes generaciones que tengan a bien verla tal y como nos llegó a nosotros en los noventa o veinticinco años después.

 

Auster decidió repetir fórmula y escenario, y amplió el universo del estanco con una continuación en la que muchos personajes famosos (Madonna, Jim Jarmusch, Michael J. Fox…) decidieron sumarse al barrio que en la segunda parte (titulada “Blue in the face”) suma partes documentales del vecindario. Recuerdo que en su momento “Blue in the face” me gustó pero no me impactó. Procuraré darle otra oportunidad. Como última curiosidad referida a “Smoke” hay que decir que el hijo de Auster, Daniel, actúa en una escena como ladrón perseguido por Auggie, el dueño del estanco.

 

Es difícil calibrar cómo afecta a un padre o una madre que uno de sus hijos pase su vida cautivo de una droga, y llevo años imaginando que la tristeza que se adivina en el rostro del autor Paul Auster (¿Blue in the face?) tiene mucho que ver con los años en los que Daniel fue consumidor de diversas drogas, etapa que finalizó este año con la muerte accidental de la nieta de unos meses de Paul e hija de Daniel tras una sobredosis de heroína. Unos días más tarde Daniel acabaría con su vida de la misma manera. Sin duda, esta historia podría formar parte de “Smoke” o de “Blue in the face”, aunque ya se dice que la realidad suele superar a la ficción.

 

Si no la conoces, puedes darle una oportunidad a una película que apuesta todo a la carta del guion y de las interpretaciones, y que nos deja alguna que otra escena memorable (quiero mencionar una en la que aparecen fotografías de las de antes, en papel, sin especificar más) y que se puede disfrutar como lo que es, lo que se suele llamar un “clásico instantáneo”, una película destinada a perdurar.

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