En una reunión de los escasos
habitantes del pueblo éstos consultan al más anciano y toman una decisión. Enviarán emisarios a un
pueblo mayor en busca de lo que parece un imposible: encontrar personas que los
defiendan de los agresores, con el único pago de un par de cuencos de arroz al
día. El objetivo ideal sería conseguir a experimentados samuráis, acostumbrados
a luchar para los señores que los contraten. Sin embargo, el casi nulo pago
hace que la expedición sea un fracaso.
“Los siete samuráis” es una de
las películas más conocidas del director japonés Akira Kurosawa, firmante de
algunas de las mejores películas de la historia, incluida la que traemos hoy,
presente de forma permanente en los listados en cuanto a calidad se refiere. En
los 205 minutos de metraje se encuentran escenas difíciles de olvidar, y hay
lugar para todo tipo de sentimientos, además de ser un compendio de valores
tradicionales nipones. También hay que mencionar que Kurosawa no prescinde del
humor, lo que es sin duda una virtud más de las muchas que tiene.
“Los siete samuráis” fue
estrenada en 1954, en una de las décadas en las que más obras maestras produjo
(de hecho su anterior película fue la maravillosa “Vivir”, adaptación de la
obra de Tolostoi “La muerte de Ivan Illich”). Akira Kurosawa tuvo fama de
difícil a la hora de rodar, y también de ser una persona complicada en su vida
personal. El perfeccionismo que imprimía a todo lo que emprendía y que también
exigía a su entorno lo llevaron a ser conocido como El emperador. Además,
muchos de sus rodajes se volvieron complicados y éste fue uno de ellos. Se
empeñó en rodar fuera de estudio, lo que disparó los costes y paralizó en
varias ocasiones el rodaje por falta de efectivo. Sin embargo por suerte salió
adelante.
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