Estamos en los primeros años del
siglo XIX y acompañamos a un recién licenciado médico. El joven acaba de
regresar de su formación en Nagasaki, y de regreso a su pueblo se le presenta
un prometedor futuro, ya que parece que sus primeros años serán acompañando al
médico del Shogun de su población situada en las inmediaciones de Edo (el actual
Tokio), para en cuanto pueda sustituirlo y lograr el mayor estatus social y
económico al que puede aspirar. Sin embargo, siguiendo instrucciones ha de
acudir a una clínica rural financiada por el gobierno en la que se pasa consulta y se atiende tanto a las
personas que pueden pagarlo (no mucha cantidad) como a las que no. Como puedes imaginar, los medios son escasos.
Una vez en ella Yasumoto ha de visitar al
director, el doctor Niida (Toshiro Mifune), hombre con tanta fama de arisco y
malhumorado como de buen médico. Al acudir a la clínica pronto se da cuenta de
que, lejos de ser una visita de cortesía, se trata de un período de formación
concertado con el duro doctor que empieza el mismo día de la cita. Yasumoto
reacciona airadamente a la que entiende como encerrona, en el lado opuesto del sueño que
para él es la formación en la casa del Shogun.
Su intención es primero abandonar
la clínica dejando atrás el compromiso adquirido y, al no poder llevar a cabo la
huida, decide forzar su despido con una actitud pasiva y un tanto infantil. La
arrogancia y desconfianza con la que se enfrenta a todo lo que se le pone por delante ha de
ser manejada por el director de la clínica, conocido por todo el mundo como
Barbarroja.
“Barbarroja” es una película de
Akira Kurosawa, lo que es una garantía de calidad. No solo de calidad, sino de
extrema calidad. A lo largo de mi vida he visto infinidad de películas, de
diferentes calidades, y últimamente me decanto por seleccionar lo que visualizo
(gracias al creador de Filmin por la oportunidad que nos da y desde aquí lo
sugiero como posible Premio Príncipe de Asturias de la Cultura). A pesar de
ello, me sorprende mucho que esta película no se encuentre entre los listados
de mejores películas de la historia (el primero que he consultado contaba con
100 películas entre las que estaban muchas de superhéroes). Comprendo que el
mercado estadounidense vende como puede su producto, pero ¿cómo es posible que,
siendo aficionado al cine, no haya recibido decenas de recomendaciones para ver
"Barbarroja”?
Desde aquí quiero remediar esa
falta de recomendación: has de verla. En sus tres horas hay una lección de cine,
y lo que es más importante, una inolvidable lección de vida, de valores, de
vocación, de lo que importa… Aderezada con planos formalmente maravillosos
(siempre me llama la atención cómo elige esos planos, que parecen un cuadro en
ocasiones, y que incluso sacrifica las figuras humanas haciendo desaparecer sus
cabezas hasta que encajan en el plano elegido), en un blanco y negro
deslumbrante y con medios técnicos muy diferentes a los actuales (se estrenó en
1965 tras dos años de rodaje y resultó ser la última colaboración entre
Kurosawa y un excelente Mifune) creo que nos ofrece un producto prácticamente
redondo, muy sorprendente en su contenido y su continente, en el que hay sitio
para un poco de todo (ten a mano un paquete de kleenex por si acaso).
Nunca me canso de repetir que en
los clásicos hay calidad de sobra además de ser mucho más actuales de lo que
pensamos. En esta película se encuentra calidad y una abrumadora crítica social que lejos de
pasar de moda está más de actualidad que nunca, o mejor dicho que nunca ha
dejado de estarlo. Yo no estoy capacitado para poner una nota a una película ni
mucho menos, pero tan solo puedo decir que es una de las mejores que he visto
en mi vida, y no han sido pocas. Imprescindible. No lo olvides: “Barbarroja”
(el pirata no, el médico gruñón con un corazón puro).
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